El revolcón a los buses: ¿estamos preparados?
El SITP, el cambio más grande que se planea al transporte público en Bogotá, está a punto de comenzar. ¿Está lista la ciudad?
Caos, accidentes, violentos y largos paros de buses, sobreoferta, vehículos viejos y contaminantes, ‘guerra del centavo’, ventas ambulantes, inseguridad, conductores sin control… Los males clásicos del transporte público de Bogotá -que datan de hace 60 años – podrían tener sus días contados. (Vea también infografía de pasos del SIPT)
Todo depende del éxito que tenga la puesta en marcha del proyecto más ambicioso en la historia de la capital para enterrar un confuso esquema de buses, donde, claramente, lo menos importante es el pasajero y la dignidad del servicio.
Se trata del Sistema Integrado de Transporte Público (SITP), una sigla densa que los ciudadanos vienen escuchando en los últimos seis años sin mayor comprensión, desde que este proyecto nació con el Plan Maestro de Movilidad (decreto 319 del 2006).
Hoy, las cifras ayudan a entender lo que viene, si se cumple lo que busca el Distrito: se pasará de 67 empresas de transporte público, con 13.000 dueños de buses, a nueve compañías que, bajo una concesión, deberán garantizar la oferta de buses tradicionales y de TransMilenio (TM) en las 13 zonas en que fue dividida Bogotá.
Con 432 rutas definidas y paraderos obligatorios, 12.333 vehículos (8.000 menos que hoy) deberán garantizar una cobertura total (¿adiós al transporte ‘pirata’?) y satisfacer la demanda de 6’276.000 viajes diarios en transporte público.
Sin duda, uno de los cambios fundamentales tiene que ver con que el pasajero, al igual que en TM, accederá a los buses tradicionales con una tarjeta electrónica, que también le permitirá hacer trasbordos. Los conductores (unos 27.000) tendrán contratos fijos y turnos.
Así mismo, el SITP contempla el ingreso de 2.867 vehículos nuevos durante el primer año del sistema y la salida de los buses viejos permitiría respirar un mejor aire: habría un ahorro de 643 mil barriles de diesel por año.
El camino para llegar a este cambio ha sido accidentado (paros, suspensión de licitaciones, denuncias de presunta corrupción, renuncias, etc.) y, en la víspera del inicio, aún persisten profundas dudas técnicas, que van desde la tarifa y la manera de hacer los trasbordos, pasando por la incertidumbre sobre el subsidio que se requiere para hacer sostenible esta propuesta, hasta una preocupante desinformación que se palpa entre la gente.
A finales de este mes arranca el SITP, de manera gradual, con la operación de las troncales de la 26 y la 10a. Y hacia agosto se espera que, por primera vez, los habitantes de Bogotá pasen de un bus de TM a uno tradicional, con una tarjeta inteligente.
Con una campaña pedagógica que apenas despega, los pasajeros deberán aprender una nueva manera de moverse. Esto implicará una mayor claridad de la Administración frente a los interrogantes y un esfuerzo técnico descomunal. Así mismo, se requerirá una mayor dosis de cultura ciudadana. ¿Lo logrará Bogotá?
Cuatro dudas aún sin resolver
Renovación de flota
Según el plan, saldrán unos 8.000 buses viejos. ¿Ya se han destruido todos estos vehículos?
Subsidio
¿El sistema se podrá sostener solo con tarifa? ¿En caso contrario, de cuánto será el subsidio anual?
Paraderos y patios
¿Cuándo se abre la licitación para adjudicar la mayoría de los paraderos?
¿Dónde estarán los patios de buses?
Recaudo
Habrá dos sistemas de recaudo. Uno para la 26 y la 10a., y otro para las demás. ¿Cómo se resolverá esto?
Fuente:
Periodico el Tiempo
04 de Junio del 2012
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