Tranquilidad no viene de tranca, viene de seguro o fianza

En el negocio inmobiliario intervienen diversos tipos de riesgo: de una parte, los relacionados con la integridad física de la propiedad misma, ya que esta puede dañarse, por ejemplo, por efectos del clima, del fuego, del agua, de actos de terceros o por deterioro natural. Existen también riesgos financieros en las transacciones con bienes raíces, que en el caso de los arriendos tienen que ver con los incumplimientos en el pago de los cánones, de los costos de administración o de los servicios públicos domiciliarios por parte del arrendatario; y en el caso de la compra, pueden tener que ver con el incumplimiento en el pago de las cuotas del crédito hipotecario, bien por insolvencia, por desempleo o muerte. No sobra mencionar otros riesgos financieros como las fluctuaciones del mercado o de la moneda misma.

Todos esos riesgos deberían poder evitarse, distribuirse o transferirse, pero no en todos los casos se puede hacer. Un seguro es la forma más común de distribuir el riesgo: cada tomador contrata una póliza con una aseguradora y todos pagan una prima que cubre los siniestros de algunos. Hay algunas pólizas de seguro que son obligatorias en Colombia, como las que van conexas con la deuda hipotecaria, y que cubren el valor de la misma en caso de muerte o incapacidad total y permanente del deudor, y en caso de incendio o terremoto. También son obligatorias las pólizas que debe tomar una copropiedad para proteger el interés de sus áreas comunes, y cuyos costos se transfieren a los copropietarios a través de las cuotas de administración.

Sin embargo, la mayoría de los seguros son opcionales para los propietarios, que son quienes en general intentan proteger su inversión, pues tienen en el inmueble un “interés asegurable”. Un buen inmobiliario puede ayudar a los propietarios a encontrar la póliza adecuada a sus necesidades. Para quien compra convendrá tomar una póliza que cubra los riesgos de daño a la propiedad por su valor total. para quien arrienda, convendrá asegurar o afianzar los pagos que el arrendatario haga.

El seguro y la fianza son los dos caminos jurídicos para garantizar dichos pagos. Ya explicamos el concepto del seguro; el valor de la póliza por lo general se cobra de forma anual y cuesta alrededor del 50% del valor de un canon mensual de arrendamiento. Con las pólizas es importante entender qué beneficios adicionales a la cobertura principal se obtienen, pues cada producto en el mercado compite con los demás a partir de esos beneficios.

Por su parte la fianza funciona según lo estipulado en el Artículo 2361 y siguientes del Código Civil Colombiano: en esta figura jurídica el fiador, en este caso la empresa afianzadora, responde por la obligación del deudor y cobra una remuneración pecuniaria por el servicio. Las afianzadoras prestan el servicio por un costo del 2,5% del canon mensual si el negocio se hace a través de una inmobiliaria, o el 50% de un canon si el beneficiario de la fianza es directa.

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Fotos por db Photography | Demi-Brooke, California Cthulhu (Will Hart)