La Administración Distrital remarcó la nueva frontera urbana que tiene el oriente de Bogotá que incluye las 973 hectáreas de los terrenos que fueron sustraídos de la reserva forestal de los cerros orientales, en el 2005, por el Ministerio de Ambiente.

Esas hectáreas implicadas, que forman la llamada franja de adecuación y que ahora están legal y cartográficamente definidas como parte del suelo bogotano, se mantendrán como área rural. Esto significa que ahí no se podrá hacer ninguna construcción. Por eso se proyecta levantar una barrera ambiental con senderos, parques u otros espacios.

“Se corrige un error cartográfico entre los límites señalados por el texto del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) expedido por el decreto 190 del 2004, que no concordaba con los planos que marcaban esos terrenos”, comentó el secretario Distrital de Planeación, Gerardo Ardila.

Condiciones

Eleodora Pineda vive con su hija, Olga María Casas, hace 22 años. Habitan en el Mirador del Norte, sobre los cerros orientales de Usaquén. “Como aún no han legalizado el barrio, no tenemos acueducto ni alcantarillado. El agua se recoge con manguera desde un tanque”, comenta Eleodora, de 82 años. Su situación es una de las tantas que padecen pobladores de 26 sectores emplazados en la mencionada franja de adecuación que están en proceso de legalización. Son 34 los barrios que ya pasaron por el trámite, que se adelanta con el Distrito. Muchos de estos lugares se formaron por invasión.

“Llegamos como invasores en 1983. No tenemos escrituras de la casa, pero ya es legal, igual que la mayor parte del barrio. Contamos con servicios. Lo que no se puede hacer es construir en el sector”, explica Néstor Moreno, comunero de Buena Vista II (calle 187 entre carreras 7.ª y 1.ª).

Planeación Distrital manifestó que los predios construidos en esta área, cuyos dueños demuestren que tienen derechos adquiridos en los términos de un fallo del Consejo de Estado del 2013, podrán ser incluidos en el perímetro urbano.

Para ello, tendrán que reunir estos otros requisitos: la licencia de construcción y urbanización debidamente tramitada ante las curadurías, sin anotaciones u observaciones, y que estén expedidas de acuerdo con la ley. Los propietarios, poseedores o tenedores deben probar que no conocían que el predio estaba dentro de una zona declarada como reserva forestal.

Fronteras

Ese perímetro oriental de la ciudad se remarcó teniendo en cuenta la sentencia, que tuvo en cuenta los límites de la reserva forestal protectora fijados por la resolución 076 de 1977, expedida por el desaparecido Instituto de Recursos Naturales (Inderena).

En dicha actuación del Inderena, se cometió el error de no registrar los límites ante la Oficina de Registro de Instrumentos Públicos, lo que ocasionó que invasiones y constructores levantaran casas y obras en el territorio.

A definir alternativas

De acuerdo con esta normatividad, la reserva forestal de los cerros orientales tiene 13.143 hectáreas y se extiende, de extremo a extremo, entre el boquerón de Chipaque (límite en el extremo suroriente de la ciudad) y Chía (en el norte). Ahí está trazada la frontera oriental de Bogotá.

Por otro lado, se informó que en esta zona de los cerros orientaleshay por lo menos 15 proyectos urbanísticos que han argumentado tener derechos adquiridos para avanzar o terminar las obras.

El secretario Distrital de Planeación les hizo una invitación a los propietarios o constructores de estos proyectos para que inicien una negociación con el Distrito. Ardila planteó que una fórmula que se podría trabajar y concertar sería la de hacer una transferencia de esos derechos de construcción a otras partes de la ciudad.

Dispersión poblacional, reto metropolitano

En Colombia hay 18 aglomeraciones urbanas, entre las cuales 6 están constituidas como áreas metropolitanas. Bogotá-Soacha, sin estar oficialmente constituida, es la más extensa.

El estudio “Misión para el fortalecimiento de las ciudades”, del Departamento de Planeación Nacional, revela que el hecho metropolitano “es un fenómeno poco comprendido y gestionado, principalmente porque el modelo territorial de Estado, que prevalece en Colombia, está construido sobre el municipio”.

Es decir, el ordenamiento está pensado sobre espacios de menor extensión a los que la realidad actual lo enfrenta. “En Colombia y en otras naciones se presenta un fenómeno de dispersión urbana en el que grandes ciudades presentan cambios significativos en el desplazamiento de población, industrias y servicios de la ciudad principal a la periferia. Tal crecimiento extiende el territorio urbanizado más allá del límite político-administrativo definido por el municipio y genera un área urbana supramunicipal”, precisa Carlos Alberto Patiño, docente de la Universidad Nacional, quien advierte que en la futura campaña a la Alcaldía debe incluirse el tema para discusión.

Como ejemplo, cita los problemas de gestión del transporte que afectan el acceso a empleos y servicios. También señala el tema de seguridad, pues el Estado debe enfrentar una criminalidad que supera los territorios de jurisdicción de los gobiernos locales.

Por:  BOGOTÁ |

12:04 a.m. | 12 de marzo de 2015