Delincuentes que andan en motos de alto cilindraje, cuya placa se oculta bajo una maleta tipo mensajería, una blanca y otra negra, solos o en grupos de cinco delincuentes, y roban a cualquier hora del día porque saben que la reacción de la Policía es tardía.

Lo anterior caracteriza los episodios de inseguridad en el barrio La Macarena, en el centrooriente de la ciudad, que ya son comunes.

Los atracos con armas de fuego y blancas son de todos los días. Eso ha llevado a los residentes del barrio, ubicado entre las calles 26B y 31 y de la carrera 5.ª a la Circunvalar, a reuniones extraordinarias para firmar derechos de petición como medida desesperada para llamar la atención de las autoridades distritales, quienes no solucionan de raíz el problema.

Lorena*, administradora de varios conjuntos del sector, dice que solo en este mes los episodios de inseguridad han sido repetitivos.“Todos los residentes tienen miedo de denunciar porque ya no confían ni siquiera en la Policía. Ellos detallan los sitios en donde han sido atracados, y no pasa nada”, contó.

Y no solo La Macarena es azotada por el crimen; también otros sectores, como Bosque Izquierdo y Chapinero Alto. “Ayer, a la 1 p. m., en la calle 30C con carrera 2.ª robaron a una residente a plena luz del día, delante de la gente. Es un punto crítico porque tiene acceso directo a la Circunvalar, por donde se escapan los ladrones”, dijo la mujer.

EL TIEMPO pudo comprobar que en el sector hay un CAI móvil que por lo general está solo porque hace poco unos agentes salieron de vacaciones y no hubo reemplazos. Como si esto no fuera suficiente, los policías que deben velar por la seguridad de la zona tienen que responder al llamado de los residentes en bicicleta. “Este barrio es empinado. Cuando llegan, primero, lo hacen con la lengua afuera y, segundo, ya se han robado todo. En cambio, los ladrones sí andan armados y motorizados”, dijo Gonzalo*, otro residente.

Líderes de la zona piensan que gran parte de la delincuencia proviene del barrio La Perseverancia, donde son históricas las peleas entre bandas de microtráfico por el territorio.

Se sabe que durante un tiempo la Policía del cuadrante fue dotada de una camioneta Renault Duster, que ya le quitaron; que las motos son limitadas y que si no es en bicicleta, no hay cómo perseguir a los bandidos. “Llevamos cinco meses pidiéndoles a las autoridades que nos entreguen estadísticas sobre el hurto en la zona, y nada. No hay resultados. Sobre la carrera 4.ª con calles 26A y 26B rondan los motociclistas, que, armados con pistolas o cuchillos, rapan lo que sea, incluso a las 7 de la mañana”, dijo Felipe*, otro vecino afectado.

Nadie se salva

Rodrigo, dueño de una reconocida tienda del sector, tiene todavía colgado un cartel de ‘Se busca’ de un violador que azotó la zona durante mucho tiempo.

Don José, dueño de un pequeño puesto de verduras y quien ha sido amenazado, ya sabe cómo opera la delincuencia. “Hay muchos campaneros que son habitantes de la calle. Luego pasan en moto o a pie y roban al que vaya pasando. Se roban los avisos, las tapas de las alcantarillas y a algunos restaurantes les han roto vidrios”.

Carlos*, residente del sector desde hace 10 años, le mostró a este diario un video de seguridad grabado por las cámaras de su conjunto. Este muestra el momento en el que un grupo de personas es atracado por los motorizados. “Hay rastros de dos motos, una blanca y una negra, de 80 o 100 centímetros cúbicos.

Dijo que también se conoce de una camioneta pickup negra cuyo conductor anda con un manojo grande de llaves y que tiene un símbolo de discapacitados. “Ya han robado dos apartamentos este año bajo esa modalidad”.

Por todo esto, familias como la de Diana, la menor atracada esta semana, están decididas a que sus hijos salgan del país. “Ella fue amenazada en esta esquina de la 30 con 2.ª el jueves pasado, a la 1 de la tarde. Dos tipos que vendían bolsas de basura la cogieron y le quitaron el bolso. Le dijeron que se ‘abriera’, que no la querían volver a ver. Ella no tenía nada de plata, solo el celular. Hoy piensa en salir del país”, contó su madre.

‘La comunidad está dividida’: Policía

Según el coronel Efraín González, comandante operativo de seguridad ciudadana del centro de Bogotá, varios factores están afectando la gestión de las autoridades. “Lo primero es que la comunidad está dividida. Los vecinos de la parte alta de La Macarena, los de Bosque Izquierdo y los comerciantes actúan cada uno por su lado. Son apáticos para reunirse”.

Explicó que se han propuesto medidas como la instalación de cámaras, la comunicación con radios y hasta la denuncia efectiva de cada uno de los casos, pero que la renuencia de los residentes a actuar en conjunto no ha permitido que estos planes, así como la iluminación, se concreten.

Argumentó que en la zona comercial, en donde los dueños decidieron unirse, sí funciona un frente de seguridad que ha logrado controlar la delincuencia, con un trabajo focalizado y la instalación de un CAI móvil. “Hacemos registro de las motos y encontramos porte ilegal de armas”, dijo.

González aceptó que las bandas de atracadores vienen del barrio La Perseverancia y que allí se han logrado capturas importantes.

Sin embargo, el coronel explica que todos los esfuerzos de la Policía se pierden cuando los delincuentes recobran su libertad a las pocas horas de ser capturados.

Además, la Policía pide colaboración con las denuncias formales de los casos de atracos, ya que facilitaría el proceso de judicialización. “Pueden denunciar en la Estación de Policía de Santa Fe, que se ubica al lado de la Universidad de los Andes, y es ideal que vayan a las reuniones para que nos conozcan”, puntualizó.

* Nombres cambiados a petición de los ciudadanos, que temen por su seguridad. Escríbanos a carmal@eltiempo.com

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