Bogotá, líder regional en espacio público
En Bogotá, el resultado se da gracias a las obras construidas durante los últimos 15 años.
Foto: Archivo / EL TIEMPO
Está por encima de otras metrópolis con 6,3 metros cuadrados de estas áreas por habitante.
El primer retrato de la inequidad urbana son las pilas de casas, una contra otra, cercadas por calles polvorientas, sin plazas, parques, andenes ni vías pavimentadas. Comunas, tugurios, favelas. Nombres para una de las consecuencias del desempleo y los salarios injustos, pero también de la falta de planeación de alcaldes que convierte a las ciudades en escenarios de desigualdad.
“La abismal diferencia entre ricos y pobres se ve en la gran disparidad espacial que se observa entre la calidad de los lugares donde viven unos y otros”, dice Jan Gehl, urbanista autor del libro Ciudades para la gente.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), debería haber entre 10 y 15 metros cuadrados de espacio público por persona, pero en América Latina el 80 por ciento de la población habita en ciudades, según ONU-Hábitat y, dentro de una década, será el 90 por ciento. No solo eso, también es la más desigual.
Durante el Foro Urbano Mundial (WUF7) llevado a cabo en Medellín, la seguridad, el acceso a servicios públicos, la movilidad y el espacio público fueron declarados primordiales para lograr la equidad. ¿Por qué el espacio público? Joan Clos, director ejecutivo de ONU-Hábitat señala que “sin estos recursos espaciales donde pueden ocurrir los intercambios personales, culturales y económicos, las ciudades se convierten en lugares de exclusión, prohibición, degradación ambiental y esterilidad económica”.
Mediciones como las de Green City Index, iniciativa de Siemens, no hablan de espacio público sino del número de metros cuadrados de áreas verdes por habitante, es decir, reservas naturales, humedales y parques artificiales, pero no plazas, andenes, plazoletas y alamedas.
En ese índice, Bogotá (Colombia), Sao Paulo y Río de Janeiro (Brasil) tienen las mejores calificaciones, con 107, 54 y 58 metros cuadrados de áreas verdes por habitante, respectivamente. Lima (Perú), Montevideo (Uruguay) y Quito (Ecuador) fueron las peor libradas con 2, 9 y 1.494 metros cuadrados, en ese orden.
Llama la atención el caso de Quito que, con más de mil metros cuadrados por persona, tiene un puntaje por debajo del promedio. Esto se debe a que esa calificación también evalúa las políticas de las ciudades para hacer edificaciones verdes, y lo relaciona con la densidad de la población urbana.
Con apenas 504,9 habitantes por kilómetro cuadrado, Quito es el reflejo de una ciudad que no se ha planeado para crecer hacia arriba sino hacia sus fronteras, lo que implica desplazamientos más largos, más carros, mayores emisiones de gases y más consumo energético.
Pero cuando se miden otros elementos como el mobiliario urbano, los resultados cambian. Según cifras de las municipalidades, Bogotá continúa liderando el escalafón con 6,3 metros cuadrados de espacio público por persona, seguida por Buenos Aires con 6, México D. F. con 5,2, Lima con 2,9 y Caracas con 1,2.
En Bogotá, el resultado se da gracias a los parques, alamedas, ciclorrutas, y andenes construidos durante los últimos 15 años.
Buenos Aires espera mejorar ese indicador con el downtown (centro) porteño, un área peatonalizada equivalente a 100 manzanas. Por su parte, México está reciclando 150 espacios subutilizados para convertirlos en ‘parques de bolsillo’. Y Lima, consciente del reto, espera crear nuevos parques, proteger ecosistemas y generar áreas verdes en los sistemas de transporte en un plazo de 20 años.
Pero Gehl argumenta que no solo se trata del tamaño del área pública, sino de que sean aprovechadas por los ciudadanos. Así, Brasilia dispone de descomunales pero desocupadas zonas verdes pese a ser una ciudad reconocida por su cuidada planeación urbana.
No obstante, Mario Noriega, urbanista y consultor colombiano, señala que, “pese a que el espacio público de calidad sí hace felices a los ciudadanos, no debe perderse de vista que la verdadera igualdad viene de que haya movilidad, seguridad y servicios públicos para todos”.
Claves para áreas comunes atractivas
El urbanista Jan Gehl propone tres ejes para diseñar espacios públicos que los ciudadanos puedan disfrutar.
Deben proteger del tránsito, los accidentes, el crimen, la violencia, el ruido, la contaminación, así como tener buena vista, iluminación y un tamaño proporcionado para caminar.
Deben ser cómodos, con oportunidades para caminar, permanecer y sentarse.
Deben ser placenteros, con espacios pensados para el tamaño de las personas, buen diseño y naturaleza para dar observar y contemplar.
NATALIA GÓMEZ CARVAJAL*
Redactora de EL TIEMPO
* Con apoyo de la red urbana del GDA.
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